Como todo el mundo sabe, 26 máximos directivos y gerentes de empresas subcontratadas por el Patronato de la Alhambra y el Generalife han sido detenidos y puestos en libertad con cargos hace pocas horas.

Ello conlleva un sinnúmero de interrogantes y unas cuantas certezas, que quizá podrían resumirse en cuatro puntos.

Punto 1: Nadie se alegra de que la gestión de la Alhambra se encuentre nuevamente en el punto de mira. Nadie tampoco, en su sano juicio, podría cuestionar la imperativa presunción de inocencia de los imputados.

Punto 2: Existen indicios suficientemente serios recabados por la policía y la investigación judicial que atribuyen diversos delitos como: “pertenencia a organización criminal, fraude a la administración, malversación o tráfico en contratos adjudicados”. Estos indicios tan serios podrían explicar el por qué nada funciona en la gestión de la Alhambra, ni en los protocolos de protección y conservación del patrimonio. AYER Y HOY.

Punto 3: El actual Director del Patronato ha declarado que la nueva causa se enmarca dentro de una etapa anterior. Le exigimos también que nos certifique hoy que ninguno de los imputados siga formando parte del muy intricado organigrama del Patronato y la nebulosa de empresas subcontratadas, cuya primera y posteriores licitaciones hayan podido ser fraudulentas.

Punto 4: Es hora de exigir que la dirección del conjunto monumental, Patrimonio de la Humanidad, sea asumida por fin por un renombrado experto, independientemente de su afiliación política.

La ciudad de Granada, los ciudadanos, los contribuyentes, los trabajadores y nuestros visitantes, no podemos aceptar más el hecho de que unos inaprensivos gestores con carné de algún partido político -poco importa su color-, regenten el ultrajado monumento, los ahorros de unas cajas y taquillas públicas presuntamente mal vigiladas.

Es hora de pedir cuentas.